El cultivo del almendro ha sido desde siempre un cultivo típico de las comarcas mediterráneas y tiene una de las floraciones más bonitas que podemos disfrutar en nuestros paisajes.

 

Su fruto, la almendra (amygdala), forma parte de nuestra cultura gastronómica y también nos da un apreciado aceite que tanto lo podemos utilizar para uso alimentario, medicinal y cosmético gracias a su perfil de ácidos grasos (rico en ácido oleico y ácido linoleico) y al elevado contenido en vitamina A y B y fitosteroles. Componentes que nos aportarán propiedades emolientes, antiinflamatorias y antioxidantes tan beneficiosas para el cuidado de nuestra piel.